No es algo nuevo que en muchas ocasiones las declaraciones que realizan algunas entidades parecen implicar que cada obra descargada representa un soporte original que dejan de vender, con lo cual las pérdidas se pueden contar en millones de euros fácilmente. Parece que cuando se abandona el apacible mundo universitario tendemos en muchas ocasiones a quedarnos únicamente con los conocimientos que consideramos más útiles, desechando el resto con tal de obtener más espacio libre en nuestro cerebro (lo cual tampoco es malo del todo). Ahora bien, principios básicos de economía como son el que vamos a estudiar aquí no pueden ni deben ser olvidados, dado que pueden llegar a comportar una visión equivocada de la realidad empresarial.
En primer lugar, debemos comparar el precio de una descarga realizada (ya sea lícita o ilícitamente, dado que aquí nos vamos a dedicar a la parte más económica del tema) que es de más o menos 0 euros, sin contar la parte proporcional de la luz eléctrica, conexión a Internet, y otros requisitos necesarios para poder acceder a este contenido. Por otro lado tenemos una obra en un formato original creado por autorización del titular de los derechos de autor, que dependiendo de la obra puede ir desde los 6€ de un cd de los más baratos a los más de 2000 y 3000 euros de algunos programas informáticos. En algunos casos, esta diferencia puede llegar a ser, como ya podéis observar, bastante evidente, y debemos tener en cuenta que en ocasiones la gente se descarga cosas simplemente "para probar". La gente usa Photoshop para ponerle cara de perro a un compañero, tiene programas instalados que ni siquiera saben para qué sirven; se baja un pack de la bibliografía entera de un autor solo para leer uno de los libros que la integran, o toda la discografía de un grupo para poder oír un cd que no ha podido encontrar en una tienda. Si dijésemos que cada cd o libro o programa que se ha descargado es uno menos vendido, presupondríamos que la economía familiar española está mucho mejor de lo que lo está realmente.
Para poder observar la opinión del ciudadano medio, he realizado una encuesta a nivel particular, en la cual la práctica totalidad ha dicho que en el caso de poder obtener gratuitamente y de forma lícita los mismos contenidos que adquiriéndolos, lo harían, mientras que si el precio aumentase de forma disparatada, dejarían de comprar soportes originales, buscándose la vida para obtener su chute de cultura.
La razón de este hecho es que Biritiba Mirim NO nos encontramos ante un bien realmente de primera necesidad. Para poder ver cómo hemos llegado a esta conclusión debemos introducir un término ajeno a la mayoría de entidades gestoras como la SGAE (con su conocida frase indicando que cada cd descargado es un cd menos que se ha vendido), que es la elasticidad precio.
Cualquiera con ciertas nociones de economía podrá entender que es importante analizar el cambio en la demanda que se provoca al realizar cambios en el precio, ya sea aumentarlo o disminuirlo, con tal de obtener el máximo beneficio. La definición de esta elasticidad es

Si realmente nos encontramos en un caso como el que nos ha dicho SGAE, eso quiere decir que la variación de la demanda ante una variación del precio es cero, con lo cual el resultado de esta operación será tambien cero a menos que mis matemáticas se hayan oxidado mucho últimamente. Este cero implica que en el caso de cds la demanda sería totalmente inelástica, es decir, que una variación importante en el precio apenas variaría la demanda. Este tipo de elasticidad se da en bienes de primera necesidad, como podría ser el pan o el agua. Si el agua subiera mucho de precio, seguramente todos la comprarías verdad? Y no me sirve que me digáis que tomaríais cerveza o similares (actividad perfectamente válida), al menos a efectos de analizar un caso teórico.
Bajo estas condiciones, el poder de las entidades gestoras sería enorme, dado que aunque pusieran los cds a 100 euros, la gente seguiría comprando el mismo número. El grado de necesidad de este bien sería de los más altos, por encima o al mismo nivel que otras necesidades como la de comer, beber o una vivienda. Debe ser que la vida resulta imposible sin tener un cd nuevo cada día o algo así. Extraña forma de ver el mundo!
La cultura es importante, pero no hasta estos extremos y, personalmente, lo compararía más con un bien de lujo como es el caviar, que si es caro, no lo compramos y punto. Este caso sería justamente el contrario, una demanda muy elástica que cambiaría rápidamente ante cambios del precio. Dudo mucho que el grosso de la sociedad continuase comprando los cds de música si éstos subieran a 60 euros (una subidita de nada).
Por si esos errores en conceptos básicos no fueran suficientes, sus cálculos matemáticos tampoco son nada del otro mundo. De acuerdo con este comunicado de la FAP, las 136 millones de descargas durante 2006 (así a ojo) han provocado unas pérdidas a la industria del cine de 2600 millones de euros, lo cual supone unas pérdidas de 19,70 euros por descarga. Así ya nos bastará con decir que algunos de los que van al cine a lo mejor compran la película, no… Podemos hacer una afirmación similar a las suyas, cada persona que no va al cine es un dvd menos que se vende. Se presupone que todos los que la ven la verían en el soporte más caro (porque el cine está caro, pero 20 euros, buy Gabapentin 300 mg uk aún no). Vamos a poner dos supuestos:
Primer supuesto: Descargo la película y la disfruto en casa con un vaso de refresco de cola NoBrand. Coste para mí: inapreciable. Coste para la industria: 19,70 euros de pérdida por mi actuación reprochable.
Segundo supuesto: Supongamos que voy a ver una película al cine, con pantalla grande, un buen combo, y disfruto de la película con un buen sonido e imagen por unos 13 euros (más o menos) en un fin de semana. La película está bien, pero no es de éstas que se disfrutan igual en la tele de casa, con lo cual, ya no compro el dvd original cuando sale. Suponiendo que pudiéramos decir que los palomiteros también pierden millones a causa de que veamos las películas en casa y no en el cine, y que los 13 euros son de pura ganancia, habría una descompensación de 6,70 euros entre lo que yo he gastado viendo legalmente (de acuerdo con su interpretación) la obra y lo que dicen que pierden por cada descarga. Tal vez es que deberíamos comprar una pizza y postre en el propio cine, a ver si así llegamos.
Así, de acuerdo con las cantidades que se mencionaban en el informe, los que la descargan se habrían comprado la película sin dudarlo, y de ahí ese gran importe. No me vale que se haya visto en una sesión de día del espectador por 3 euros y no se compre el DVD. Dentro de poco los cines tendrán que hacer firmar contratos que obliguen a comprar la edición en DVD una vez sea puesta al mercado. Si toman esta iniciativa, les recomiendo que lo hagan firmar ANTES de ver la película, por si acaso.
Es una lástima que los conocimientos básicos falten en estos ámbitos, en los cuales deberían estar mucho mejor formados.
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