Por qué he puesto este título? Porque voy a hablar de las notificaciones que permite el DMCA, que resultan similares a las que se quieren incorporar a nuestro ordenamiento protector de la Propiedad Intelectual. Sí, las notificaciones que permite el DMCA son muy útiles, pero no siempre para los legítimos usuarios de éstas. El caso de YouTube nos está sirviendo para observar la utilidad de diversos medios de protección, incluyendo algunos de los que se quieren adaptar para el ordenamiento español. Tenemos la oportunidad de ver como se adapta un mecanismo que resulta muy bonito en el ámbito teórico al mundo real, lleno de piratas con parches en los ojos y gente que solo disfruta haciendo perder millones y millones a los pobres autores. Tal y como pudimos ver anteriormente, se ha hablado largo y tendido sobre la posibilidad de que las entidades gestoras realizasen labores de auténtica policía, notificando a las empresas de hospedeja de datos, y estableciendo la obligación de éstas de retirar y bloquear el acceso al contenido sin necesidad de previo proceso judicial. El DMCA ya tenía en cuenta esta posibilidad, y YouTube dentro de sus términos de uso contemplaba que los contenidos que supongan una vulneración de los derechos de autor serán retirados tan pronto como se reciba notificación de dicha vulneración. Se ha hablado de la posibilidad de provocar bloqueos a contenidos pese a no contar con el derecho a ello. Bien, pues como muestra de un futuro posible en YouTube ya se ha adelantado y ha habido quien ya lo ha hecho.
Como podemos leer en la noticia en Australian IT, un chico de 15 años se dedicó a enviar formularios firmados haciéndose pasar por el titular de los derechos de autor (en este caso el canal de televisión ABC) y solicitando que se retirasen cientos de vídeos alojados en el servidor de YouTube. Interesante resulta además que YouTube envió avisos de que sus cuentas serían canceladas en caso de continuar con su actuación sin que mediase actuación del verdadero titular. El pobre chico ha pedido perdón por su actuación, por supuesto.
Ahora bien, pensemos en que esto lo ha hecho un chico de 15 años, sin medio alguno más que los básicos con que puede contar un hogar medio. Pongámonos en una situación hipotética, en la que exista esta posibilidad en España y fueran las entidades gestoras las que realizaran estas notificaciones. Tal vez alguno pueda pensar que no lo harán excepto cuando realmente vulneren derechos de autor de sus socios, pero la inocencia se ha de dejar atrás en algun momento. Tal y como sucedió en algunos casos con las Creative Commons, puede darse el caso en que las entidades se piensen defensoras de los autores, de forma similar a como Robin Hood ayudaba a los pobres aldeanos, y tengan la posibilidad y el poder de bloquear contenidos por el miedo a posteriores reclamaciones judiciales por parte de las empresas. De actuaciones como la anteriormente mencionada ya podemos extraer cuan objetivas serán si se les da un poco del poder de policía en la Autopista de la Información.
Lo más triste de este hecho no es solo el mal uso que se le puede dar a un mecanismo que podría ser perfectamente válido en una sociedad utópica, sino que las mismas televisiones están descubriendo que Internet les beneficia en vez de perjudicarles. De acuerdo con este estudio, más de la mitad de las personas que han disfrutado de un programa televisivo a través de la web no había visto antes el programa, convirtiéndose posteriormente en aficionados a éstas. Algo similar sucedió con Battlestar Galactica, que rompió varios récords en los EUA pese a los miedos que tuvo la empresa a causa de la distribución previa de los episodios por redes P2P. El Jefe de Investigación de la CBS, David Poltrack, ha dicho que esto se debe ver como un cambio en la forma de concebir el mercado destinatario, existiendo ahora de forma dual: Internet y las ondas. Varias páginas cuelgan directamente sus programas después de su emisión, buscando ampliar su espectro de audiencia, sabiendo que los usuarios los verán desde sus páginas, verán los anuncios que se pongan en su página web, si el servicio es correcto. Y en el caso de YouTube, muchas veces no realizan ninguna notificación, porque saben que se beneficiarán si hay gente que los ve, que posiblemente acabaran viéndola por Tv, o comprando los DVD si les acaba gustando.
Mientras tanto, las entidades españolas ya se deben estar frotando las manos pensando en la cantidad de sitios web que podrían llegar a cerrar en el caso de que se les permitiese. Y es que a veces el beneficio directo y a corto plazo no es el más importante.
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